«No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas.» – Séneca
Lo sé bien. Corro en montaña, pero tengo un vértigo terrible. Cuando el sendero se estrecha y la caída es imponente, fijo la vista al frente y sigo avanzando, pero sin mirar demasiado a los lados. Y si llego a un pico con vistas espectaculares, muchas veces ni me acerco al borde. Me falta el aire solo de pensarlo.
Sin embargo, cada vez que surge la oportunidad de explorar un nuevo sendero, de enfrentarme a otra cumbre, soy la primera en decir: «Voy». Sé que el miedo me está robando algo valioso, que hay paisajes que ensanchan el alma y que merecen la pena. Así que sigo trabajando en ello, porque sé que la única forma de superarlo es moviéndome, paso a paso.

De la intención al movimiento
Piensa en todas esas veces que te has dicho: «Voy a empezar a hacer ejercicio», «Voy a cuidar mi postura», «Voy a tomarme en serio mi bienestar». Suena bien, ¿verdad? Pero… ¿cuántas veces se ha quedado solo en eso? En una intención.
La intención es importante, claro que sí. Es el primer chispazo, la idea que nos dice «esto es lo que quiero». Pero por sí sola no hace nada. Puedes hacer la lista más bonita de propósitos, llena de palabras inspiradoras, y aun así, si no das el paso, todo seguirá igual.
Decidir es lo que marca la diferencia
La decisión no es solo pensar en hacerlo. La decisión es acción, es ese momento en el que dices «voy» y, sin darle mil vueltas, te mueves. Es poner los pies en la esterilla, salir a correr, reservar tu plaza en clase, pedir ayuda si la necesitas. Es ese instante en el que tu cuerpo empieza a hacer lo que tu mente llevaba tiempo planeando. No necesitas estar 100% preparada/o para empezar. De hecho, si esperas a «estar lista/o«, podrías quedarte esperando toda la vida.
Un paso cada vez (o cómo no atragantarse con el filete)
A veces nos ponemos objetivos tan grandes que nos abrumamos antes de empezar. «Voy a fortalecer mi core», «Voy a mejorar mi postura», «Voy a comenzar a correr», «Voy a ser constante en mis entrenamientos»… Y de pronto, la magnitud de lo que queremos nos paraliza.
Imagínate que tienes delante un filete enorme y decides comerlo de un solo bocado. No puedes, ¡te atragantarías! Pero si lo cortas en trozos pequeños, lo saboreas y lo vas digiriendo bien, lo disfrutas y, además, te sienta mejor.
Pues lo mismo con tus objetivos. No tienes que hacerlo todo de golpe. Solo tienes que dar un primer paso. Y luego otro. Y otro. Empieza con pequeños cambios: una clase a la semana, un ejercicio cada día, cinco minutos de respiración consciente. Cuando te quieras dar cuenta, habrás avanzado mucho más de lo que imaginabas.
Si te pierdes, vuelve al mapa
Habrán días en los que te sentirás desmotivada/o, en los que dudarás de por qué empezaste. Es normal. A todos nos pasa. A mí me pasa. Pero para esos momentos, ten a mano tu «mapa»: recuerda por qué tomaste esta decisión, vuelve a tus razones, a lo que quieres para ti.
Quizás te ayude escribirlo en un papel, llevar un diario de tu progreso o simplemente darte cuenta de lo bien que te sientes cuando te mueves, cuando respiras mejor, cuando notas tu cuerpo fuerte y equilibrado.
Empieza hoy. No mañana, no el lunes. Hoy
No tienes que hacer grandes cambios de golpe. Solo tomar una decisión pequeña y cumplirla. Quizás sea venir a clase, salir a caminar, hacer una respiración profunda. Lo que sea, pero que sea un paso real, no solo una intención.
Y si necesitas un empujón, aquí estoy. En Movimiento en Positivo, cada clase, cada sesión, está pensada para acompañarte en ese proceso. Para que pases de «quiero hacerlo» a «lo estoy haciendo».
Y como sé que a veces cuesta arrancar, quiero regalarte una pequeña meditación. Son solo unos minutos, pero puede ayudarte a dar ese primer paso que tanto posponemos. Escúchala, siente y empieza a moverte. Porque no se trata de esperar el momento perfecto, sino de hacerlo ahora, con lo que tienes.
⬇️🧘🏻🎧conecta tus auriculares y déjate sentir 🎧🧘♂️⬇️
Nos vemos en la esterilla. ¡Vamos junt@s! ¿Cuál será tu primer paso?, ¿me lo cuentas?
Con cariño,



